Jefe de proyecto: G. Novoa, A. Garay, N. Magariños, A. Sebastian, M. Vila
Equipo de proyecto: Fernanda Torres.
Premio bienal de arquitectura CPAU / SCA 2000
Con el objetivo de recuperar uno de los paseos más arraigados en la memoria urbana porteña y expandir el centro de la ciudad sobre la costa del Río de la Plata, el nuevo tejido de urbanización de Puerto Madero habilitó treinta y seis hectáreas de nuevos parques.
El valor patrimonial de la Costanera, cuyo trazado original de principios de S XX era contundente y rotundo, consistía en ejercer un rol claro de relacionar la ciudad con el río. Estaba compuesto, básicamente, por un impactante veredón de solado único y monocolor, cementicio, duro y unas piezas verdes blandas que le hacían de soporte según sus distintos equipamientos. Entre ellos, las vías de circulación dobles pertenecían al paseo y al tránsito rápido. El veredón ofrecía dos formas distintas de aproximarse al río: una como balcón y otra, en el Balneario, que bajaba a tomar contacto con el lecho del río.
El proyecto para la recuperación de la Costanera apuntó a generar una apertura al uso cotidiano, a exponenciar su vinculación con el centro de la ciudad y potenciar el desarrollo de nuevas actividades que convocaran a todos los sectores sociales.
El despiece fue clave para el proyecto: la solución consistió en instalar un sistema de plazas y bulevares que vincularan áreas centrales como espacios públicos. Así, la fuente de las nereidas constituye un nudo central que vincula las diferentes piezas que componen el proyecto, que son el ex balneario, la alameda, el espigón plus ultra, la plaza Haroldo Conti y el teatro griego.
El ex Balneario desarrolla en dos niveles el recorrido lineal del borde costero prolongándose sólo en el plano superior hasta la Avenida Córdoba. Es el lugar preferido por los porteños para caminar, tomar sol o reunirse a disfrutar de la brisa en las calurosas noches del verano. Para el veredón moderno se mantuvo la noción original de orden rítmico, se respetó la unidad y contundencia del solado único y monocolor. El criterio del mobiliario de cada cinco, una parada para ciclistas. Se instaló una iluminación rasante que marca la impronta del murallón sobre la laguna. En el veredón histórico se mantuvo el sistema de escalinatas, la secuencia de farolas y bancos. El peso histórico del sitio fue un criterio fundamental: las operaciones de arquitectura fueron medidas, los pisos monocolor y su lógica de colocación de las baldosas se respetaron. Se ordenó y recuperó el mobiliario y se reparó el murallón.
La Alameda, donde la añosa arboleda acompaña este eje lineal, recorta un área verde rectangular de cuarenta metros de ancho para el desarrollo de actividades recreativas y deportivas. Se trata de piezas de 1400 metros, donde se dispuso una senda aeróbica con postas cada 100mts, recostadas sobre un borde, lo que pone en tensión la contundente simetría. Las pérgolas, equipadas para los deportistas con bancos y bebederos, en cada punta, están ubicadas en un eje. La alineación de la iluminación, también refuerza esta simetría.
Para potenciar este paisaje, se creó una plaza seca lineal, que además oficia de elemento articulador entre las Alamedas y el Teatro griego. Se ubicaron las áreas de juego, dentro de un trazado irregular, pero en el sitio donde se encontraban originalmente. Este veredón articula también otros equipamientos, por ejemplo, las confiterías con sus paredes verdes y los sanitarios y los accesos.
El Espigón Plus Ultra, de planta basilical, conforma un espacio sereno adecuado para permanecer en pequeños grupos. Se buscó mediante la iluminación poner en valor la bóveda que conforman las ramas de las tipas reforzando el carácter monumental de este ámbito. Era una pieza que había perdido totalmente su sentido de mirador al río. Ahora constituye una propuesta para entrar a la Reserva a través de una plaza seca, con espacio interior.
La Plaza Haroldo Conti, que solo contaba con plantaciones, fue afectado como área de juegos infantiles, y como lugar de estar.
Para el Teatro Griego se propuso construir sobre el basamento del antiguo teatro -derrumbado en la década del ´30- un baldaquino metálico que desnuda los soportes técnicos de un escenario contemporáneo para celebrar todo tipo de espectáculos al aire libre. El recinto-sala donde se localiza el público queda delimitado por una pendiente de tres metros de altura, sobre la que se han construido un sistema de gradas de hormigón premoldeado, que aparecen como apoyadas, para que se posen sutilmente sobre el verde.
Se propuso que las grandes áreas libres donde predomina el arbolado se complementen con otras tratadas como grandes solados permitiendo el desarrollo de actividades de carácter efímero de todo tipo y tamaño. A nivel paisajístico, también se realizó poda de limpieza en la vegetación, se extrajeron especies no originales o secas, se resembró el césped, se trataron las zonas de sombra con cubresuelos, se plantaron arbustos que apuntalan el proyecto alrededor de los playones de las confiterías, a modo de paredes verdes, alrededor de los juegos de los niños, demarcando los accesos.
El diseño de las infraestructuras y locales de servicio -duchas, baños, quioscos y restaurantes- como estructuras de apoyo valora la importancia de estos soportes para facilitar el desarrollo de las actividades colectivas.
El proyecto buscó mejorar la calidad de estos espacios, diseñando cuidadosamente cada detalle, partiendo de la hipótesis que el rigor en el tratamiento de la pequeña escala, despierta en los usuarios un sentimiento de respeto que incide decisivamente sobre los problemas del mantenimiento.
Se cuidó la elección del mobiliario, los juegos, bebederos, carteleras, papeleros, con especial interés en cuidar la tensión entre lo “patrimonial” y lo contemporáneo, prestando atención en la propuesta de iluminación como posibilidad de enfatizar la expresividad de ciertos espacios.
Este lugar ha vuelto a ser uno de los paseos favoritos de la población, en cierto sentido, porque recuperó el carácter festivo del evento que se desarrolla y quizás también porque logra sintetizar e identificar el pasado y el presente porteño.
Project chief: G. Novoa, A. Garay, N. Magariños, A. Sebastian, M. Vila
Project team: Fernanda Torres.
Biennial Architecture Award CPAU / SCA 2000
With the aim of recovering one of the most entrenched walks in the urban memory of Buenos Aires and expanding the city center on the coast of the Río de la Plata, the new urbanization fabric of Puerto Madero enabled thirty-six hectares of new parks. The heritage value of the Waterfront, whose original layout of the early S XX was blunt and resounding, was to play a clear role in relating the city to the river. It was composed, basically, by an impressive single-colored and solid-colored flooring, cementitious, hard quilt and soft green pieces that made it support according to its different equipment. Among them, the double traffic lanes belonged to the walk and the rapid transit. The quilt offered two different ways of approaching the river: one as a balcony and another, in the Spa, which went down to make contact with the riverbed. The project for the recovery of the Costanera aimed to generate an opening to everyday use, to exponentiate its link with the city center and to promote the development of new activities that will summon all social sectors. The exploded view was key to the project: the solution was to install a system of squares and boulevards that linked central areas as public spaces. Thus, the source of the Nereids constitutes a central node that links the different pieces that make up the project, which are the former spa, the mall, the breakwater plus ultra, the Haroldo Conti square and the Greek theater.
The former Spa develops on two levels the linear route of the coastal edge extending only in the upper plane to Córdoba Avenue. It is the preferred place for Buenos Aires to walk, sunbathe or gather to enjoy the breeze on the hot summer nights. For the modern quilt the original notion of rhythmic order was maintained, the unity and strength of the single and single-colored flooring was respected. The criterion of furniture every five, a stop for cyclists. A flush lighting was installed that marks the imprint of the wall on the lagoon. The stairway system, the sequence of street lamps and benches, was maintained in the historical quilt. The historical weight of the site was a fundamental criterion: the architectural operations were measured, the single-colored floors and their logic of laying the tiles were respected. The furniture was ordered and recovered and the wall was repaired. The Alameda, where the old grove accompanies this linear axis, cuts a rectangular green area forty meters wide for the development of recreational and sports activities. These are pieces of 1400 meters, where an aerobic path was arranged with posts every 100 meters, lying on one edge, which puts the forceful symmetry in tension. The pergolas, equipped for athletes with benches and drinking fountains, at each end, are located on an axis. The alignment of the lighting also reinforces this symmetry.
To enhance this landscape, a linear dry plaza was created, which also serves as an articulating element between the Alamedas and the Greek Theater. The play areas were located, within an irregular layout, but in the place where they were originally. This quilt also articulates other equipment, for example, confectionery with its green walls and toilets and accesses. The Espigón Plus Ultra, of basilical plant, forms a serene space suitable to remain in small groups. It was sought through lighting to value the vault that make up the branches of the tipas reinforcing the monumental character of this area. It was a piece that had totally lost its sense of viewpoint to the river. Now it is a proposal to enter the Reserve through a dry square, with interior space. Haroldo Conti Square, which only had plantations, was affected as a playground, and as a place to be. For the Greek Theater, it was proposed to build on the basement of the old theater - collapsed in the 1930s - a metal baldachin that strips the technical support of a contemporary stage to celebrate all kinds of outdoor shows. The room-hall where the public is located is delimited by a slope of three meters high, on which a system of precast concrete stands have been built, which appear as supported, so that they rest subtly on the green. It was proposed that the large free areas where woodland predominates be complemented with others treated as large floors allowing the development of activities of an ephemeral nature of all types and sizes. At the landscape level, pruning was also carried out in the vegetation, non-original or dry species were extracted, the grass was reseeded, the shaded areas were covered with ground cover, bushes were planted that prop up the project around the confectioner's beach , by way of green walls, around children's games, demarcating access.
The design of infrastructures and service premises - showers, bathrooms, kiosks and restaurants - as support structures values the importance of these supports to facilitate the development of collective activities. The project sought to improve the quality of these spaces, carefully designing every detail, based on the hypothesis that the rigor in the treatment of the small scale, awakens in the users a feeling of respect that has a decisive impact on maintenance problems. The choice of furniture, games, drinking troughs, billboards, papermakers was taken care of, with special interest in taking care of the tension between the “heritage” and the contemporary, paying attention to the lighting proposal as a possibility to emphasize the expressiveness of certain spaces. This place has returned to be one of the favorite walks of the population, in a sense, because it recovered the festive nature of the event that takes place and perhaps also because it manages to synthesize and identify the past and present of Buenos Aires.